
29 Nov Storytelling, marcas con alma
En marketing (o mercadotecnia, si nos ponemos quisquillosos) se usan muchos anglicismos, lo sé. Es un poco desesperante a veces. Por ejemplo «storytelling», no es otra cosa que narrativa de marca, y «target» es el público objetivo. El storytelling es la forma de presentar los productos según la cual se venda más allá del mero producto: más bien se vende una necesidad cubierta, una sensación, una emoción únicas.
El marketing creativo, en mi opinión, sólo funciona con marcas cuya propuesta de valor sea de por si buena. Si no, funciona la primera vez (si la narrativa de marca es muy buena), pero nadie vuelve una segunda. En cambio, si se junta un buen «storytelling», el conocimiento profundo del público objetivo o target a quien nos dirigimos, y una propuesta de valor de calidad; hay más posibilidades de que no sólo se tenga éxito una vez, sino que los clientes recuerden la marca y recurran a menudo a ella.
Entonces, ¿por qué alguien va a fijarse concretamente en mi producto?
-Porque transmite algo único. Un saber hacer, una identidad. Se asocia a emociones y sensaciones específicas.
-Esto lo hace mediante una narrativa de marca correcta. La marca tiene una historia clara, se identifica con ciertos parámetros bien definidos, destaca y es única y fácilmente identificable.
-No se trata de vender el producto objetivamente, sino sus características subjetivas, y centrar en ello el lenguaje a emplear en la publicidad y las redes sociales.
En resumen, la narrativa de marca se trata de la mejor forma de destacar la propuesta de valor de la misma, diferenciarla, hacerla única y saber transmitir bien su esencia. Esto se consigue mediante narrativa creativa en anuncios, redes sociales… estas frases se denominan «copywriting», y es el siguiente concepto de marketing creativo del que se hablará en este blog.
Espero haber aportado mi granito de arena. Para terminar, ninguna técnica publicitaria es buena si no es honesta. El primer paso, es estar vendiendo algo bueno de verdad y la sinceridad a la hora de presentarlo. Si quieres vender un producto artesanal o de lujo pero no es tal, por mucho que la narrativa de marca sea buena o incluso altamente persuasiva, el engaño cae por su propio peso. Y es mucho más interesante tener menos clientes pero realmente enamorados de tus productos que conseguir engatusar a alguien pero luego tener una reputación pésima.